La atención plena es un estado. Un estado en el que somos, estamos y vivimos con los sentidos puestos en el aquí y en el ahora. Con una mirada limpia y clara, que acoje lo que es y lo que hay, libre de interpretaciones, condicionamientos, juicios y crítica.

¡Suena bien, verdad!

Una atención que se posa y se enfoca tanto en lo que ocurre en el exterior, como lo que ocurre a nivel interno de una misma. Observando, sintiéndonos y dándonos cuenta de todo lo que el momento presente nos brinda día a día. Poder estar en contacto y beneficiarnos de ese estado es algo que nos pertenece de manera innata, viene con nosotras de serie. Aunque hoy en día nos cueste creerlo. Si observamos a las niñas y  los niños, cuando todavía no han sido influenciados por los ritmos que imperan en esta sociedad actual, están y juegan en ese estado constantemente. Es a medida que vamos creciendo, que perdemos y nos olvidamos de todo lo que nos aporta esa maravillosa capacidad.

Por ello, la atención plena nos invita a educar nuestra manera de mirar y mirarnos

Poder recuperar vivir acorde a lo que realmente nos satisface, beneficia y enriquece,  poder experimentar la vida desde un prisma mucho más humano, natural y real,  poder mirarnos a nosotras mismas y a los demás con una mirada más apreciativa y amable, que nos invite a amarnos tal y como somos, respentándonos, aceptándonos. Está siendo cada vez más necesario y lo estamos pidiendo a gritos.

Por ello, la atención plena nos invita a educar nuestra manera de mirar y mirarnos. Nos acompaña a vivirnos de manera más real, libre de pilotos automáticos, inercias y exigencias que nos ahogan y asfixian. Libre de comparaciones y competiciones absurdas que nos hacen sentirnos insuficientes, que siempre nos falta algo, que siempre le falta algo al momento presente.

Vamos buscando y buscando, cuando en realidad lo único que hemos perdido es a nosotras mismas

La atención plena nos invita a celebrarnos, a reconciliarnos con la vida aqui y ahora, porque sí, porque ahora es el momento. Porque ahora toca cuidarnos, atendernos, amarnos como si no hubiera un mañana, porque no sabemos si lo habrá. Nos invita a soltar, a desprendernos de cargas y lastres que nos impiden volar y caminar ligeras, y eso implica soltar creencias, hábitos, estereotipos, pensamientos recurrentes…que ya no nos aportan sino que nos restan. Soltamos esa necesidad de aprobación y busqueda exterior tan agotadora y esclava, ya que vamos buscando y buscando, cuando en realidad lo único que hemos perdido es a nosotras mismas.

Lo realmente valioso es tremendamente sencillo.