Algo que compartimos las mujeres es el hecho de haber normalizado comportamientos, incomodidades, tareas, prácticas y un sin fin de hechos que no nos hacen tener una buena vida. Hemos estado y estamos tan ocupadas y distraídas, que necesitamos deshacernos y desmontar todo lo que nos impida vivir en igualdad y como sujetos.
Necesitamos DARNOS CUENTA. Si algo he escuchado repetidamente entre nosotras ha sido «no me daba cuenta». NO me daba cuenta que no me hacía bien, no me daba cuenta que eso no era amor, no me daba cuenta que iba en contra de mi misma, no me daba cuenta que vivía para otro u otros y me olvidé de mi, no me daba cuenta que no tenía ni voz ni voto, no me daba cuenta…
Qué necesario es saber, tener claro y poder llevar a cabo nuestros proyectos de vida y para ello es fundamental saber quienes somos, qué nos gusta, qué queremos y qué no, y esto, entre otras cosas necesita que se le dedique tiempo, que nos dediquemos tiempo. Si no nos dedicamos tiempo, nuestras necesidades quedarán anuladas y desatendidas, nuestros propósitos nunca se llevarán a cabo y terminaremos viviendo al servicio de los demás. Si creemos que el sentido de nuestras vidas es sólo estar pendientes de todo y de todos, donde la incapacidad de sostener el placer, el disfrute y la satisfacción hacia nosotras mismas y hacia la vida, está presente todos los días, ¿cómo voy a disfrutar de una vida plena?.
Por ello es tan importante y necesario quitarnos las vendas de los ojos, para permitirnos sentir que lo bueno de la vida también nos pertenece, que también es nuestro.
Que ese DARNOS CUENTA nos pille con la fuerza suficiente para ser capaces de desmontar el plan que han creado para las mujeres desde los estereotipos y desde los roles de género, el sistema patriarcal.
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